Saber Escutar

Cerca de 1210 frases e pensamentos: Saber Escutar

O homem comum fala, o sábio escuta, o tolo discute.

⁠O grande problema na comunicação é que muita gente sabe falar, sabe ler e sabe escutar, mas não sabem transmitir, interpretar e nem ouvir...

Inserida por paduadesousa

⁠A beleza da arte de ouvir está em saber escutar.

Inserida por wander_simoes

Capacitar-se é saber ouvir mais e falar na hora certa.

O melhor do mundo é viver o novo quase mudo, tendo a certeza que sabemos muito pouco de quase tudo.

Inserida por RicardoBarradas

Preciso de você, para acabar com essa confusão que está dentro de mim.. Preciso de você, para me dizer o que eu preciso ouvir, para que eu possa me sentir segura, junto a você...
Preciso de você, para saber como eu devo agir. E enfim me entregar à você... sem medo!! Eu preciso de você aqui, e agora.... cadê você? *

Inserida por thaizynhaa

Sabei escutar, e podeis ter a certeza de que o silêncio produz, muitas vezes, o mesmo efeito que a ciência.

Se não sabe escutar, não sabe falar

Escutai os conselhos de quem muito sabe, mas especialmente os conselhos de quem muito vos ama.

Falar é uma necessidade, escutar é uma arte.

Saber ouvir é diferente de escutar
Então saiba ouvir o cantos dos pássaros e o barulho do mar
E escute bem as pessoas quando te procuram para desabafar

Inserida por thais_bernardino

A virtude de saber escutar o som das palavras nos deixa mais compreensivos.

Inserida por Valdirdomiciano

Sábio é aquele que na sua plenitude,
Aprende que a arte de saber escutar
Não te faz alguém omisso.
Te faz demonstrar inquietude,
Celebrar um compromisso,
De o outro ajudar

Por vezes pensamos em desistir,
Na verdade, precisamos desabafar.
Sobre tudo que não é dito,
Talvez por medo de alguém insistir.
Insistir que isso é um rito,
Que os "covardes" estão a utilizar.

Inserida por lucas_mendes

O pior cego é aquele que não sabe escutar!

Inserida por cacaubraga

⁠O líder sábio sabe ouvir, o tolo só consegue escutar.

Inserida por Luizdavi

Saber ouvir é uma arte, que inclui escutar os olhos e também o coração.

Inserida por ednafrigato

Amar ao próximo também é saber escutá-lo.

Inserida por BeatrizCVestri

Você sabe que está amadurecendo quando o que seus pais falam começa a fazer sentido. (03/02/2018)

Escutamos metade daquilo que nos é dito - 50%;
Ouvimos metade do que escutamos - 25%;
Entendemos metade do que ouvimos - 12,5%;
Acreditamos em metade do que entendemos - 6,25%;
Lembramos de metade do que acreditamos - 3,125%.

CÓMO SABER ESCUCHAR

Las palabras más comúnmente usadas significan cosas distintas para personas distintas.
A la mayor parte de nosotros nos preocupa casi siempre exponer nuestros propios puntos de vista, y tendemos a considerar lo que dicen otras personas como una tediosa interrupción del flujo de nuestras proprias ideas. Ideas cuya mayor parte son creencias sin experiencia. Lo que creemos no es descubierto por una serie de actos en la realidad, sino que nos es inculcado desde la infancia por nuestros padres, la escuela, la presión socio-comercial-religioso-política.
Ayer conversé con una persona que me pareció completamente ajena a lo que yo le estaba comunicando. Tuve ganas de decirle:
"Digo lo que digo, pero lo que tú escuchas no es lo que digo sino lo que tú crees que estoy diciendo. Olvídate de tus creencias, vacía tu mente, abre tu corazón y entonces escucharás lo que te dicen."
Vaciar la mente? ¿Cómo?
Cada uno de nosotros posee no solamente un yo, sino un auto-concepto. Todos suprimimos, hasta cierto punto, aquella información con la que no nos gusta enfrentarnos, ya sea sobre nosotros mismos o sobre cualquier otro asunto. El auto-concepto incluye solamente lo que somos capaces de decirnos a nosotros sobre nosotros mismos.
De la misma manera que el mapa no es el territorio, el auto-concepto, de igual modo, nunca incluye todo el yo.
Como el propósito básico de nuestra actividad vital es la protección, manteniemiento y perfeccionamiento de nuestro auto-concepto, teniendo gran prisa en llegar a ser más de lo que somos, defendiendo nuestras particularidades, no nos damos tiempo de escuchar a los otros. Pêro sí nos damos tiempo de enfurecernos y atacar a todo lo que se nos presenta como ajeno.
Esta actitud no nos permite desarrollarnos plenamente. Vivimos enquistados en nuestra personalidad infantil, encerrados en un mundo limitado, tal un pollo que no quiere romper la cáscara del huevo que lo contiene. Ese huevo está formado por la sociedad estacionaria, aquella que rechaza todo cambio esencial.
Una persona plenamente desarrollada está en y es de la sociedad de la que es miembro, pero no es prisionera de dicha sociedad. Sabe ver el autismo de los otros pero también puede reconocer y admirar cualquier valor que tengan los otros.
"Dado que pocos son verdaderamente sinceros con ellos mismos, es indudable que pueden existir en ellos pensamientos, sentimiento, deseos y necesidades que no han tenido ocasión de sentir. Si cambiara su actitud de defender tercamente sus auto-definiciones podrían despertarsus valores sublimes."
Cambiando nuestra mirada interior podemos liberarnos de esos problemas debidos a la carencia de conocimiento de nosotros mismos. Y el conocimiento de nosotros mismos es necesario y anterior a todas las demas clases de conocimiento.
¿Cuando decimos "nosotros mismos" debemos comprender que estamos separados de los otros, cual una isla? De ninguna manera. Somos una infima parte de una unidad eterna e infinita. Más que individuos somos una humanidad. Y más que eso: somos una unidad cósmica. No vivimos en un país, en un planeta, sino en un gigantesco, inmenso, misterioso, tremendo universo. Conocerse a si mismo es conocer el mundo infinito y eterno que está en nosotros.
Oir a los otros es oirnos. Amar a los otros es amarnos. Dar a los otros es darnos. Para saber escuchar es necesario saber hacer reinar el silencio en nuestro interior. El cerebro jace resonar en su materia, sin cesar, palabras que lo ensordecen. El corazón no piensa, late y esos latidos se unen a los latidos de todos los otros corazones.
Escuchar al otro es acompañar cariñosamente al auténtico yo del otro, sin aprobar o desaprobar su auto-concepto.