Un ratón que vivía en la ciudad fue a visitar a su primo que vivía en el campo. El ratón de ciudad era un poco arrogante y un gamberro, pero al ratón de campo le caía muy bien su primo, así que lo recibió con mucho gusto. Le ofreció lo mejor que tenía: judías, tocino, pan y queso.
El ratón de ciudad levantó la nariz y dijo:
— No lo entiendo, primo, ¿cómo te las arreglas para vivir con estos alimentos tan escasos y pobres? Imagino que aquí, en el campo, es difícil conseguir algo mejor. Ven conmigo y te enseñaré cómo se vive en la ciudad. Después de pasar una semana allí, te sorprenderás de lo mucho que has soportado de la vida en el campo.
Los dos se pusieron en camino. Cuando se hizo de noche, llegaron a la casa del ratón de ciudad.
— Seguro que después de este paseo te apetece tomar algo - Le dijo cortésmente a su primo.
Así, le condujo al comedor, donde encontraron los restos de un gran festín. Se dispusieron a comer deliciosas mermeladas y pasteles. De repente oyeron gruñidos y ladridos.
— ¿Qué es eso? - Preguntó el asustado ratón de campo.
— Son los perros de la casa - Respondió el ratón de ciudad.
— ¿Es eso? No me gustan estos ruidos durante la cena.
En ese momento se abrió la puerta y aparecieron dos perros enormes. Los ratones tuvieron que huir a toda prisa.
— Adiós, primo —dijo el ratón de campo — me vuelvo a mi casa del campo.
— ¿Seguro que te vas tan pronto? — Preguntó el ratón de ciudad.
— Sí, me voy y no pienso volver —concluyó el primero.
Esopo
Moraleja del cuento 📚
Más vale poco y bueno que mucho y malo.
Esta fábula de Esopo nos permite reflexionar sobre la importancia de valorar lo que tenemos en nuestra vida y los peligros de ponernos en situaciones de riesgo por la vanidad de los demás.
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