Cuento de Rapunzel


Darg Calvo
Revisado por Darg Calvo
Licenciatura en Comunicación Audiovisual

Érase una vez, en un reino lejano, una hermosa princesa llamada Rapunzel. Su pelo era muy largo y fuerte, y en sus mechones no solo escondía fuerza y belleza, sino también una poderosa magia. La princesa vivía en una torre alta, donde había sido encerrada por una bruja malvada que quería dominarla para apoderarse de todos los hechizos del mundo.

La torre donde vivía Rapunzel no tenía escaleras, la única forma de entrar o salir era a través su larga trenza, tan dorada como mágica. Así, cuando la bruja quería entrar, se ponía bajo la pequeña ventana y gritaba:

- ¡Rapunzel, Rapunzel! ¡Tira tus trenzas!

Y Rapunzel abría la ventana, se desenredaba las trenzas y las lanzaba fuera para que la bruja pudiera trepar por ellas.

Curiosa y soñadora, la princesita ansiaba la libertad desde lo alto de su torre. Sentía un profundo deseo de explorar el mundo exterior, quería conocer todo aquello que estaba más allá de las ventanas de su torre.

Sin embargo, Rapunzel no estaba sola. Se había hecho amiga de muchos pajaritos, que siempre iban a visitarla, y disfrutaba pasando el tiempo cantando con sus amigos.

Pasaba las horas imaginando bosques mágicos, ríos de agua cristalina y montañas nevadas, y todos los días inventaba historias y cantaba canciones sobre esos lugares mágicos a sus amigos voladores.

Un día, mientras Rapunzel cantaba, oyó un ruido extraño. Y cuando digo extraño, quiero decir que era un sonido muy diferente a lo que había escuchado hasta ese momento. Después de todo, Rapunzel pasaba días enteros asomada a la pequeña ventana de la torre y conocía cada sonido de aquel bosque misterioso pero familiar.

Curiosa por descubrir que sería ese ruido, miró por la ventana. ¡Era un dragón! El guardián del bosque mágico que rodeaba la torre, que estaba atrapado en una red embrujada creada por la malvada bruja.

Rapunzel, que era valiente y generosa, decidió que tenía que ayudarle. Trenzó un largo mechón de su pelo dorado y pidió a sus amigos pájaros que lo lanzaran fuera de la torre. El dragón vio la trenza dorada, la agarró con sus afiladas garras, y con la ayuda de la magia de Rapunzel, pudo liberarse.

Agradecido, el dragón prometió devolverle el favor.

Esa misma noche, mientras la luna brillaba en el cielo, un valiente príncipe llegó al bosque mágico. Era conocido en todo el reino por su valentía, su bondad y su capacidad para comunicarse con los animales. Se dirigía a buscar la legendaria torre donde se decía que estaba prisionera una princesa.

Cuando se encontró con el gran dragón guardián, este le contó cómo las misteriosas trenzas mágicas de una joven princesa lo habían liberado. Fue entonces cuando el príncipe se dio cuenta de que estaba en el buen camino para desentrañar el misterio.

Con la ayuda del dragón, encontró la torre y llegó a la cima. Rapunzel los recibió con gran entusiasmo y quedó impresionada por la bondad y valentía del príncipe. Juntos idearon un audaz plan de fuga, pues la malvada bruja no estaba dispuesta a dejar escapar tan fácilmente a su preciada prisionera.

El dragón utilizó su fuego para crear una distracción en el bosque, mientras el príncipe y Rapunzel escapaban de la torre. Corrieron por el bosque mágico, enfrentándose a retos y superando los obstáculos más terribles. Con el coraje del príncipe y la inteligencia de Rapunzel, finalmente llegaron sanos y salvos al reino.

El rey, impresionado por tal hazaña, dio su bendición a ambos para que se casaran. Y así, el bondadoso y valiente príncipe se casó con Rapunzel, la legendaria princesa de la larga y mágica melena dorada. Vivieron felices para siempre, repartiendo amor y bondad por todo el reino.

La bruja malvada no volvió a aparecer y el dragón, además de ser el guardián del bosque mágico, pasó a proteger a todo el reino.

Cuento de Rapunzel

Explicación y moraleja del cuento 📚

Este cuento nos enseña que ser valiente y ayudar a los demás es muy importante. Rapunzel, la princesa, fue valiente al ayudar al dragón, incluso cuando estaba atrapada en la torre. El príncipe tuvo la amabilidad de ayudar a la princesa que ni siquiera conocía. Y el dragón, que parecía temible, resultó ser un buen amigo, ayudando a todos.
Esto nos demuestra que cuando somos valientes, amables y nos unimos para ayudarnos unos a otros, pueden ocurrir cosas hermosas y buenas.

También te puede interesar:

Darg Calvo
Revisado por Darg Calvo
Licenciatura en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Burgos (2014). Crea contenidos online desde 2017.
Naiana Carvalho
Editado por Naiana Carvalho
Graduada en Pedagogía desde 2011 y especialista en Psicopedagogía por la Universidad Estatal de Ceará, trabaja en la creación de guiones para películas institucionales y publicitarias desde hace más de diez años.