Cuento de Blancanieves y los siete enanitos


Darg Calvo
Revisado por Darg Calvo
Licenciatura en Comunicación Audiovisual

Hace muchos, mucho años, en un reino encantado, vivía una joven princesa llamada Blancanieves. Era conocida no sólo por su belleza exterior, sino sobre todo por su corazón amoroso y bondadoso. Todos en el reino la adoraban, excepto su madrastra, la reina Malvina.

La reina Malvina, obsesionada con su propia apariencia y vanidad, era tan bella como malvada.

Frente a su espejo mágico, se hacía todos los días la misma pregunta: "Espejito, espejito, ¿quién es la más bella del reino?".

El espejo, lleno de sabiduría, siempre repetía: "La verdadera belleza está en el corazón, por eso Blancanieves es la más bella de todas".

Esta respuesta enojó profundamente a la Reina y provocó en ella una gran envidia de Blancanieves, por eso, Malvina planeó deshacerse de la princesa. Así, ordenó a su fiel cazador que se llevara a Blancanieves al bosque, con la intención de no volver a verla jamás.

Sola en el bosque, Blancanieves encontró una encantadora casita donde vivían siete simpáticos enanitos: Mudito, Sabio, Tímido, Gruñón, Dormilón, Mocoso y Bonachón. Aunque eran muy pequeños, sus corazones eran tan grandes como el mundo entero, y la recibieron con los brazos abiertos. Vivieron juntos en paz, cuidándose mutuamente, y se hicieron grandes amigos.

Mientras tanto, la reina Malvina seguía preguntando al espejo mágico si ella era la más bella, y el espejo siempre respondía que Blancanieves seguía siendo la más bella. Esto la enfureció aún más.

Un día, disfrazándose de bondadosa anciana, la Reina preparó una manzana envenenada y se la ofreció a la princesa. Blancanieves, gentil e ingenua, dio un mordisco a la manzana y cayó en un profundo sueño, aparentando estar muerta.

Los siete enanitos se desesperaron al ver a Blancanieves tendida en el suelo, y creyeron que habían perdido a su amiga para siempre. Entonces, ocurrió un milagro. Un valiente príncipe, que había oído hablar de la princesa desaparecida, apareció en el bosque. Cuando vio a Blancanieves tumbada y a los enanitos a su alrededor llorando, se sintió profundamente conmovido por la escena y le dio a la princesa un suave beso en la mejilla. Para sorpresa de todos, el beso rompió el hechizo y Blancanieves se despertó con una sonrisa.

La reina Malvina no escapó a la justicia y fue desterrada del reino. Con el tiempo, también se dio cuenta de que la belleza interior de Blancanieves era más importante que su aspecto físico, y al final se redimió y abandonó sus celos.

Blancanieves y el príncipe acabaron enamorándose, y el reino celebró no sólo su matrimonio, sino también la lección de que la verdadera belleza reside en el corazón. Y así, Blancanieves y los siete enanitos vivieron felices para siempre.

Cuento de Blancanieves y los siete enanitos

Moraleja

La belleza interior es más valiosa que la exterior, y el amor y la amistad verdaderos pueden superar cualquier obstáculo. Incluso en los momentos más oscuros, el poder del amor y la amistad pueden iluminar nuestro camino.

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Darg Calvo
Revisado por Darg Calvo
Licenciatura en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Burgos (2014). Crea contenidos online desde 2017.
Naiana Carvalho
Editado por Naiana Carvalho
Graduada en Pedagogía desde 2011 y especialista en Psicopedagogía por la Universidad Estatal de Ceará, trabaja en la creación de guiones para películas institucionales y publicitarias desde hace más de diez años.