Hace muchos, mucho años, en un reino encantado, vivía una joven princesa llamada Blancanieves. Era conocida no sólo por su belleza exterior, sino sobre todo por su corazón amoroso y bondadoso. Todos en el reino la adoraban, excepto su madrastra, la reina Malvina.
La reina Malvina, obsesionada con su propia apariencia y vanidad, era tan bella como malvada.
Frente a su espejo mágico, se hacía todos los días la misma pregunta: "Espejito, espejito, ¿quién es la más bella del reino?".
El espejo, lleno de sabiduría, siempre repetía: "La verdadera belleza está en el corazón, por eso Blancanieves es la más bella de todas".
Esta respuesta enojó profundamente a la Reina y provocó en ella una gran envidia de Blancanieves, por eso, Malvina planeó deshacerse de la princesa. Así, ordenó a su fiel cazador que se llevara a Blancanieves al bosque, con la intención de no volver a verla jamás.
Sola en el bosque, Blancanieves encontró una encantadora casita donde vivían siete simpáticos enanitos: Mudito, Sabio, Tímido, Gruñón, Dormilón, Mocoso y Bonachón. Aunque eran muy pequeños, sus corazones eran tan grandes como el mundo entero, y la recibieron con los brazos abiertos. Vivieron juntos en paz, cuidándose mutuamente, y se hicieron grandes amigos.
Mientras tanto, la reina Malvina seguía preguntando al espejo mágico si ella era la más bella, y el espejo siempre respondía que Blancanieves seguía siendo la más bella. Esto la enfureció aún más.
Un día, disfrazándose de bondadosa anciana, la Reina preparó una manzana envenenada y se la ofreció a la princesa. Blancanieves, gentil e ingenua, dio un mordisco a la manzana y cayó en un profundo sueño, aparentando estar muerta.
Los siete enanitos se desesperaron al ver a Blancanieves tendida en el suelo, y creyeron que habían perdido a su amiga para siempre. Entonces, ocurrió un milagro. Un valiente príncipe, que había oído hablar de la princesa desaparecida, apareció en el bosque. Cuando vio a Blancanieves tumbada y a los enanitos a su alrededor llorando, se sintió profundamente conmovido por la escena y le dio a la princesa un suave beso en la mejilla. Para sorpresa de todos, el beso rompió el hechizo y Blancanieves se despertó con una sonrisa.
La reina Malvina no escapó a la justicia y fue desterrada del reino. Con el tiempo, también se dio cuenta de que la belleza interior de Blancanieves era más importante que su aspecto físico, y al final se redimió y abandonó sus celos.
Blancanieves y el príncipe acabaron enamorándose, y el reino celebró no sólo su matrimonio, sino también la lección de que la verdadera belleza reside en el corazón. Y así, Blancanieves y los siete enanitos vivieron felices para siempre.
Moraleja
La belleza interior es más valiosa que la exterior, y el amor y la amistad verdaderos pueden superar cualquier obstáculo. Incluso en los momentos más oscuros, el poder del amor y la amistad pueden iluminar nuestro camino.
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